Bienvenidos a un episodio más de hablemos escritoras en su sección LAM, Literatura alrededor de la mesa. Como cada tres meses salimos en audio y texto con un tema relevante sobre el mundo del libro, la crítica y la escritura. El título de nuestro episodio hoy es: Descolonizar a través de la traducción. Bienvenidos, yo soy Adriana Pacheco transmitiendo desde Austin, Texas.
Comenzamos.
AP: Hace unos días la escritora argentina Gabriela Cabezón Cámara fue nombrada longlisted para el 2025 National Book Award for Translated Literature por su novela We Are Green and Trembling la version en inglés de La niñas del naranjel, traducido por Robin Myers. Con esta nominación una vez más el nombre de una escritora que escribe en español sale al mundo anglo gracias a una traducción. Robin Myers, quien ha traducido para Hablemos, escritoras dos libros Free Radicals de Rosa Beltrán y Empty Pool de Isabel Zapata, se ha caracterizado por ser una traductora fina y dedicada. Hablemos, escritoras ha invertido en otros dos proyectos Arrhytmias de Angelina Muñiz Huberman traducido por Dorothy P. Snyder y el próximo libro a venir, When my Body Ceased to be your Home de la investigadora y escritora Emma Sepúlveda con la traducción de Denise Kripper. Este enorme proyecto pudo ser posible gracias al premio DIRAC que otorga el gobierno de Chile. En 2024, este libro fue traducido al alemán como Erinnerungen von Ilse an Colonia Dignidad con lo que se ha internacionalizado aún más. Uno de los caminos para hacer más visible la literatura de nuestros países de habla hispana es la traducción para hacer llegar al público lector las obras en sus propios idiomas. Los traductores son para ello los facilitadores de esta ampliación del campo literario, pero se enfrentan a muchos más retos de los que pensamos. Por ejemplo, hasta hace muy poco, una gran cantidad de libro traducidos no tenían el nombre del traductor en la portada y hoy en día lo seguimos viendo. O, la inteligencia artificial ha sustituido a muchos. En muchas ocasiones compiten en condiciones de complicadas. De ahí la importancia de dedicar este episodio a cómo hoy en día se está descolonizando por medio de la traducción.
Hemos invitado para ello a nuestro grupo LAM, quienes hacen una reflexión sobre este tema.
Recibimos a Mónica Szurmuk, Mónica Velásquez, Martha Bátiz y Gabriela Polit y como invitada especial tenemos a la traductora Tanya Huntington.
Abramos esta conversación pensando qué es la traducción, no solamente con un ejercicio decodificador, de interpretación, lingüístico sino en magnitud e importancia, tal y como lo pone Gabriela Polit
GP: En definitiva, creo que a la traducción hay que entenderla en contextos específicos porque no solo se trata de un tránsito de una lengua a otra, o de la recreación de una lengua a otra, si la definimos desde el oficio de quienes traducen, se trata de entender que hay relaciones de poder, y en ese tránsito vale la pena iluminar esas relaciones de poder. Como decimos, no es lo mismo pensar en traducciones de lenguas originarias, que pensar en lo que es para una autora latinoamericana ser traducida al inglés. La circulación de valor simbólico y prestigio que circula en una traducción y otra es muy distinto, y como críticas, creo que tenemos que analizar ese tránsito para iluminar cuestiones culturales.
AP: y continúa haciendo una comparación con el periodismo en el reto de interpretar las palabras de otro y en el uso del lenguaje.
GP: Para mí la traducción se volvió un tema porque, aunque parezca un lugar común, toda forma de pensamiento es una forma de traducir una sensación, una emoción, una incomodidad a su expresión lingüística. Me di cuenta de que la escritura enfrentaba un nuevo reto en la pluma de las periodistas que cubren sufrimiento por conflictos armados, o por desastres naturales/gestados por decisiones de humanos, porque tienen que dar cuenta del ese sufrimiento sin revictimizar a las víctimas, sin hacer de la violencia un glamour, sin reproducir un lenguaje condescendiente, y el camino estrecho por el que deben transitar para mantener la dignidad de sus informantes, es quizá la forma que yo visualicé los retos de toda traducción.
AP: Hace algunos años hablar de traducción era una especie de tributo a las obras canónicas que “merecían” ser traducidas. Hoy el número de libros que se traducen en el mundo ha aumentado considerablemente y en ese nuevo esfuerzo traductor están los de escritoras.
MS: En el último tiempo se ha hecho muy evidente la importancia de la literatura latinoamericana en traducciones al inglés. Esto se ha notado, especialmente en la circulación de libros escritos por mujeres de la generación nacida entre los 60 y los 90 del siglo pasado Y esto obviamente se va actualizando cuando van publicando mujeres más jóvenes. Estos libros, además reciben atención crítica una vez que son publicados. Aparecen reseñados en la sección de libros de periódicos como el New York Times y varios de estos libros fueron nominados a premios internacionales en traducción como el Man Booker.
AP: Sí, hay un gran número de editoriales que apuestan sus esfuerzos a traducir libros. Martha Bátiz hace un recuento de varios de ellos.
MB: Creo que Charco Press está haciendo una labor increíble al traducir la obra de los autores y autoras contemporáneos más relevantes al inglés, ya sea desde el español o el portugués, y ciertamente son referente ya en el área. Hay otras editoriales que también apoyan trabajos en traducción, pero tienen mucha menor visibilidad y un catálogo sin tantas estrellas como Charco Press, entonces no pueden competir en la misma liga, digamos, aunque uno quisiera más bien no pensar en competencias entre editoriales sino en la forma en que se complementan y ayudan, entre todas, a traer a una lengua nueva un trabajo que merece conocerse. Está en las grandes ligas, también, Fitzcarraldo Editions, que publicó Our Share of Night de Mariana Enríquez y The Accidentals de Guadalupe Nettel y, luego, La hija única como Still Born, que la cantante Dua Lipa lo incluyó en su club de lectura, dándole aún mayor fuerza y abriéndolo hacia nuevas audiencias. Fitzcarraldo tiene varios títulos en traducción que son una joya. Está también Archipelago, que empezó en 2004 publicando en exclusiva traducciones y ha ido creciendo con el tiempo. Otras editoriales que traducen hacia el inglés son Farrar, Strauss, and Giroux (FSG), Seven Stories Press, Harper Via (que pertenece a Harper One), Liveright (que es especializa en los clásicos, desde la Iliada hasta Machado de Assis), etc. The Feminist Press tiene grandes títulos, entre ellos Cockfight, de Maria Fernanda Ampuero. En Canadá, donde existen dos lenguas oficiales, tenemos editoriales pequeñas pero valiosas que publican en español e inglés, e incluso francés, como Lugar Común Editorial, Ediciones Urubu y Laberinto Press.
Sin embargo, es cierto que pese a los esfuerzos que se hacen desde grandes y pequeños espacios para traducir hacia el inglés, solo el 3% de los libros publicados en Estados Unidos son traducciones. En Canadá, por ejemplo, Sheila Fishman, por ejemplo, se dio a la tarea de traducir al inglés a algunos de los más grandes autores quebecois, y gracias a eso hemos podido leer a Anne Hébert, a Marie-Claire Blais, a Kim Thúy, entre otras grandes figuras. A veces este esfuerzo nace no de una editorial sino de una traductora o traductor que decide ir más allá y rompe barreras. En español me parece que estamos más acostumbrados a leer traducciones y las consumimos sin pensarlo mucho, mientras que en inglés el lector casi siempre prefiere consumir algo escrito directamente en esta lengua. No me explico la razón, pero es así. El hecho de que haya tantas escritoras cuya obra se vende como pan caliente en nuestros países ayuda mucho, porque las editoriales quieren también participar de las ganancias al apostar por estos títulos. Así, vemos que cada vez se abren más puertas hacia la traducción, aunque todavía falta mucho camino por recorrer.
AP: En el caso específico de Charco Press, es también la habilidad de las editoriales para poder penetrar en un mercado que es cerrado y además competitivo. Escuchemos a Gabriela Polit hablar de esto.
GP: El éxito de Charco Press es que ellas se dieron cuenta de que se podía entrar en el mercado gringo con autoras de gran calidad, saltándose las restricciones que hay en EEUU para la traducción (en este país solo se traducen menos del 3% de los libros en otras lenguas). Las traducciones hechas fuera entran a EEUU, entran como libros importados, no traducidos. En eso radica el éxito de Charco Press. Por su puesto, la calidad de la literatura que han traducido es magnífica, y en las letras hispanoamericanas hay mucho de donde escoger. Charco Press ha sabido reconocer qué libros pueden entrar en el mercado “global”.
AP: A esta editorial Mónica Szumuk suma otras.
MS: La influencia de Charco Press en la difusión de autoras latinoamericanas es decisiva. Charco publica traducciones excelentes y ha formado un catálogo potente. Algo similar se puede decir de la editorial Ugly Duckling para la publicación de poesía. Hay otras editoriales que publican traducciones de escritoras latinoamericanas, como the Feminist Press, Graywolf, Transit Books y el Poetry Translation Center.
AP: Así como las editoriales independientes arriesgan más que los grandes monopolios hay otras que arriesgan en la traducción en otros sentidos. Mónica Velásquez se va un poco más allá.
MV: Me atrevo a decir que me parece que las grandes editoriales arriesgan menos y replican canon y obras ya seguras para el mercado. Sin embargo, las editoriales independientes en algunos países, como Chile o Argentina, sí han realizado algunos esfuerzos de curaduría y de riesgo al traer al presente obras agotadas o figuras menos conocidas en nuestro continente: destaco la obra reeditada de Alexandra Kollontai por Ediciones Espartaco (2022) o el rescate de la figura de Mina Loy. Futurismo, Dada, Surrealismo, por la editorial La linterna sorda (2016, Madrid) o, un tercer ejemplo, de Valentine Penrose, Hierba a la luna, por la editorial argentina Interzona, 2021). Me parece valioso el riesgo y la apuesta por una mayor bibliodiversidad.
AP: La mirada de Tanya Huntington como traductora da su propia opinión y explica un punto que es relevante: las brechas que se cierran mediante la traducción
TH: Bueno, de entrada celebro que haya este boom, por así decirlo, de escritores hispanohablantes y de obras suyas traducidas al inglés. Yo siento que una de las razones por las que quise ser traductora literaria era justamente para ayudar a cerrar ese tipo de brechas. Así que me declaro muy contenta ante esta nueva visibilidad y participación en el mercado y siento que pues son varias las editoriales que están realmente contribuyendo a esta difusión. No puedo dejar de mencionar Literal Publishing porque tengo que ver ahí, si varias traducciones mías han sido publicadas por esta editorial que está manejada por Rosemary Salum desde Houston, Texas. Y siento que justamente el perfil de la editorial es aumentar las lecturas que se hacen en ambos lados de la frontera, por así decirlo. Otras que admiro mucho, pues a mí me gusta Coffee House Press, que es una pequeña editorial independiente que está basada en Minneapolis y siento que está haciendo algunas traducciones interesantes al inglés. La editorial Deep Vellum, desde luego, está en mi radar como una de las editoriales independientes, de nuevo, que están realmente haciendo la lucha para publicar a autores de mi interés, ¿no? Y bueno, estos son dos que se me ocurrieron a bote pronto.
AP: Pero veamos las cosas en el otro sentido. Si queremos que las obras en español se lean en otros idiomas, ¿qué hay de las obras en otros idiomas que se lean en español? Mónica Velásquez da un ejemplo de esto
MV: Me parece destacable, junto a la tradición del ejercicio de traducción, el de la reflexión sobre esa práctica y sus efectos sobre el canon y sobre la circulación de la literatura viajante entre lenguas. En cuanto a lo primero, destaco el hecho de poner al alcance de la mano (o de la vista lectora) textos imposibles de conseguir o adquirir. En Bolivia, por ejemplo, no hay una práctica extendida de producir traducciones locales, vale por eso nombrar la inicial labor de la editorial El Cuervo, que ha traducido al español a tres autores alemanes, un franco-africano y un portugués, nombro el único caso de una escritora: Antje Eávic Strubel: Mujer azul (2022). En cuanto a lo segundo, relievo iniciativas como la del “Gabinete de traducción” del INDEAL de la UBA en Buenos Aires, donde se difunden textos traducidos, tanto como planteamientos teóricos que exceden la práctica concreta, extendiendo su reflexión sobre la traducción cultural, los tránsitos entre protagonistas culturales locales/migrantes o los modos como las traducciones de literatura o de filosofía han circulado en un país dado.
AP: Es claro que siempre que se habla de estos entrecruces de la traducción se piensa en las lenguas originarias, pero cada país tiene sus propias lenguas originarias. Estas hermosas anécdotas de Gabriela Polit nos recuerda esto.
GP: Quisiera contestar esta pregunta con una anécdota. El mes que empezaba mi sabático en Barcelona hace un par de años, la revista GRANTA editada por Valerie Miles, sacaba un número dedicado a la literatura de territorio español como Poéticas del Lenguaje y que incluía a autores españoles, catalanes, vascos, gallegos, valencianos. La noche de la presentación en la librería Finestres, estaban algunos de los autores incluidos en el volumen. Iban a leer sus piezas. Todas traducidas al castellano. Hubo cuatro lecturas, una en catalán, gallego, valenciano y euskera. Ninguna fue en castellano. Fue una sorpresa enorme que me enfrentó de lleno a la diversidad cultural y lingüística del país en la península. En esa misma estadía meses más tarde, en el CCCB, escuché a Yasnaya Aguilar hablando de que las lenguas indígenas nunca han sido consideradas como parte del territorio nacional en México. Que en las ediciones de “Literatura Mexicana” editadas en el siglo XX y lo que va de éste, nunca hay alguna traducción de alguna de las más de sesenta lenguas indígenas del país. Esto, por su puesto, tiene que ver con esa limitadísima idea de NACION. Valerie Miles, al presentar ese número especial de Granta, me comentó que para llevar a cabo un proyecto así en Estados Unidos, faltaría muchísimo tiempo. Y en los demás países de América Latina también. La editorial Abya Yala fundada por Juan Bottasso en Quito, fue una de las primeras editoriales que tradujo literatura indígena, pero en los 80, empezó también a traducir los trabajos de antropólogos, sociólogos etc., que venían sobre todo de los EEUU a estudiar comunidades locales, y cuyo trabajo no se leía en español. Eso ahora es algo más normal, pero todavía sigue habiendo una brecha. Hay proyectos muy bonitos, por ejemplo, en la Feria del libro de la UNAM, en el 2023, Adela Pineda Franco y Socorro Venegas presentaron una hermosa edición multilingüe de literaturas indígenas. En su libro El árbol de la vida. Recientemente traducido al inglés.
AP: En el comentario de Tanya Huntington resalta de nuevo la deuda y el interés que tenemos en las leguas originarias y de nuevo viene a la conversación el nombre de la gran promotora Yásnaya Aguilar.
TH: Este es un rubro que llevo muy cerca, siento yo, de mi corazón, por azares del destino, yo nací en una reserva indígena de los Estados Unidos, entre los Lakota Oglala, cerca del río Cheyenne, así que aunque yo no formo parte de la comunidad de lenguas originarias o de pueblos originarios, sí son grupos que admiro, que me interesan, y que trato de apoyar y promover como pueda. Un ejemplo quizás reciente de esto sería un simposio que co-organicé en el Instituto Mexicano de Cultura de Washington, DC, la Universidad de Maryland de College Park, que es mi alma mater, y también participó la Universidad de Georgetown, dentro de este simposio The Shared Language of Poetry, y que se dedicaba a poetas de México y de Estados Unidos. Tuvimos una mesa completa, un tema completamente dedicado a poetas de lenguas originarias, tanto de los Estados Unidos como de México. De nuestro lado, pues pudimos invitar a Natalia Toledo, por ejemplo, que escribe en Zapoteca, Judith Santopietro, que escribe en Nahuatl, y para mí, pues eso es muy importante, porque vemos siempre que la gente que escribe en lenguas menos habladas, por así decirlo, pues son un poco como los que menos se traducen, ¿no? Es donde se nota la traducción como un filtro, así que todo lo que podemos hacer para trabajar a contracorriente y darle mayor difusión a poemas escritos en idiomas de lenguas originarias, pues yo creo que es muy valioso. Siento que, por ejemplo, fuera de la poesía, una autora que conozco bien y que está teniendo mucho impacto, lo cual celebro, es Yásnaya Elena Aguilar, que ha escrito justamente desde la lingüística sobre la problemática de lenguas en peligro, por así decirlo, y cómo se puede contrarrestar ese fenómeno.
AP: Sí hay que traducir a más idiomas y a más escritoras dice Mónica Szurmuk.
MS. Es fundamental apoyar a autoras que escriben en lenguas, originarias o que vienen de culturas originarias con ediciones bilingües en algunos casos con autoras que trabajan en idiomas originarias y en ambos casos con traducciones centrales como el inglés, el francés, el alemán y el mandarín. Charco Press acaba de publicar, la novela Chilco de Daniela Catrileo.
AP: En nuestra visita a Bolivia en el tour Hablemos, escritoras con una gran anfitriona Mónica Velásquez tuvimos la oportunidad de entrevista a Elvira Espejo. Esa entrevista la cerre en lágrimas porque vi de manera clara tantas deudas que no había visto en cuanto al lugar que deben ocupara y no ocupan los escritores de estas lenguas. Escuchemos a la misma Mónica hablar de esto
MV: En Bolivia, existe ya una tradición de la publicación de obras autotraducidas por escritores/as indígenas, que deben llevar sus obras de una edición en su lengua a otra bilingüe con el fin de llegar a un público mayor y tener una circulación más amplia. Ya en el siglo XIX, el poeta Carlos Beltrán publicó en aymara, quechua y su traducción al español. En pleno siglo XX fue Clemente Mamani, poeta aymara, quien autotradujo su obra con el fin de ser incluido en la política de la Reforma educativa de inicios de los años 90 que promovía la enseñanza en lenguas nativas, pero acusaba la carencia de un material escrito en esas lenguas. Ya en el presente siglo autores como Elvira Espejo, Mauro Alwa y Elías Caurey traducen y publican en dos o tres lenguas, evidenciando la conciencia que tienen tanto de su sitio de enunciación como de la composición de su público lector.
Otro caso emblemático en Bolivia y para los estudios de relatos orales en lenguas indígenas con traducción es el trabajo de Lucy Jemio, docente que falleció hace muy poco y que enseñó la cultura popular en la Carrera de Literatura de la UMSA, desde 1987. Dejó una colección de 14 volúmenes de relatos recopilados en lengua original y traducidos al español. El proceso de transcripción, recopilación, traducción y edición del relato oral tiene su singularidad, es complejo y por lo mismo un gran aporte que merece ser investigado.
AP: Lo que también está llamando la atención sobre este tema es que las mismas traductoras están reflexionando sobre su quehacer. Mónica Szurmuck atinadamente hace referencia a un artículo
MS: En Julio de 2023, el New York Times publicó un artículo de Sophie Hughes sobre la traducción. Hughes despliega diferentes versiones de un fragmento de Temporada de huracanes de Fernanda Melchor y de otro de Limpia de Alia Trabucco Zerán, libros que ella misma tradujo. Hughes demuestra magistralmente el trabajo que realiza con cada texto para trasladarlo de un idioma a otro, mostrando cómo a través de diferentes borradores se va logrando captar toda la riqueza del texto original.
AP: Otro papel importante de las y los traductores es el que juegan tanto para hacer crítica sobre su trabajo, como también lo ha hecho la gran traductora y dosente de la traducción, Esther Allen, y la labor que muchas de ellas hacen para traducir y lograr la publicación de libros que descubren y les despierta el interés de traducirlos. Tal es el caso de Los árboles, de la escritora Claudia Peña se traduce gracias a la gestión de la traductora Robin Myers y con ello por primera vez es publicada en ese idioma. Tanya Huntignton nos da su ejemplo propio.
TH: Pues yo creo que puede ser un papel preponderante, dado que, especialmente cuando se trata de géneros, en mi caso como poesía o poesía en prosa, el hecho de que yo viva en México y conozca personalmente a autoras, pues eso significa que yo personalmente puedo gestionar la publicación de la traducción de, por ejemplo, el libro Saudades de Sandra Lorenzano, para dar un solo ejemplo, ¿no? Robin Myers es de mis colegas favoritas, admiro muchísimo todo lo que está haciendo para justamente gestionar. Ahora bien, siento que de repente a los traductores es muy difícil que también nos echemos encima la gestión cuando se da, está increíble, pero ojalá justamente hubiera como más gestores que nos echaran la mano en ese sentido, porque pues eso es como un labor también importantísimo.
AP: El papel que juegan los recursos en el financiamiento o no de la traducción es para Mónica Velásquez importante remarcar, pues muestra ciertas agendas o intereses.
MV: Creo que no se trata de un deber-ser, pero sí de una toma de conciencia del riesgo o de la rendición al mercado por parte de quienes traducen. En países donde existe financiamiento o estatal o privado, es clara una agenda dentro de la que se inscriben estos trabajos; algo más osado podría rastrearse en caso de editoriales que marcan y financian líneas propias, como aquellas que apuntan a un corpus que refuerza una ideología (el feminismo, por ejemplo) o a un objetivo de dar a conocer a ciertas autorías, lo que, sin embargo, si no explicita su objetivo puede caer en una arbitrariedad o antojo de las editoriales, aspecto que también habría que debatir.
AP: Martha Bátiz atinadamente habla de lo que debería ser el papel de los y las traductoras, traducir pero el mercado y el mundo del libro actual ha cambiado mucho esto.
MB: Pues el papel de los y las traductoras debería ser traducir y ya, pero en este mundo en que vivimos que es tan competitivo, muchas veces tienen que hacer muchas otras cosas. A veces, tienen que “descubrir” a un autor que les guste mucho o en cuyo trabajo se quieran enfocar, conseguir los derechos de traducción, conseguir una editorial interesada, ayudar a encontrar fondeo… es agotador y quita mucho tiempo que podría utilizarse traduciendo, pero ahora en las humanidades, por desgracia, hay que ser hombre y mujer orquesta para todo. Los y las traductoras son autoras de los libros en traducción, valga la redundancia, y deben ser tratados con la misma deferencia con que se trata al escritor original. Hemos avanzado porque ya se pone, al fin, el nombre de quien ha traducido en las portadas de los libros en traducción, pero todavía hace falta reconocer la enorme labor de amor y el inmenso trabajo que hay tras toda traducción literaria.
AP: Con el anuncio del libro Las niñas del naranjel de Gabriela Cabezón Cámara traducido al inglés como … por Robin Myers, se valida una vez más la gran calidad de escritoras argentinas. El talento está en todos los países de habla hispana pero es importante pensar en el papel que tienen los mismos países, sus editoriales, escritoras y escritores y por supuesto, sus gobiernos, para hacer más traducciones. Escuchemos a Mónica Szurmuk sobre esto.
MS: Un fenómeno a resaltar en la literatura argentina es la traducción de autoras de generaciones anteriores. City Lights ha publicado a Silvina Ocampo; Archipiélago Books a Sara Gallardo; Literal a Perla Suez, Ana María Shun y Tununa Mercado; Ugly Duckling a Mirta Rosenberg y Susana Thénon; Clapton Press a Juana Manso y a Juana Manuela Gorriti. Una experiencia que ha impactado en la traducción de autoras argentinas en el exterior es el Programa Sur, que desde 2009, financia traducciones de autores y autores argentinas a otros idiomas. Muchas de las traducciones de autoras argentinas a las que me he estado refiriendo tuvieron han contado con financiamiento del programa.
AP: ¿Pero los premios siguen llegando a las mismas escritoras o escritores? ¿Se ha ampliado ese canon también? Gabriela Polit lo reflexiona así.
GP: Creo que el asunto puede ser más complejo. Tomemos el caso de Cristina Rivera Garza, por ejemplo, gana el Pulitzer con el libro de El invencible verano de Liliana, lo hace porque no lo traduce, lo escribe en inglés al mismo tiempo. Es interesante escucharla a ella hablar de la experiencia de escribir un mismo libro en dos lenguas. Desde el punto de vista de la crítica, claro, es obvio que la autora que tiene un pie en un país y un pie en otro, busca tener un perfil importante también en Estados Unidos, sabe que para hacerlo y aspirar a un premio local, tiene que escribirlo en inglés. Lo mismo pasa con el Hernán Díaz, y su libro Fortuna, TRUST, también ganador del Pulitzer. No creo que sean decisiones azarosas ni que tengan que ver solo con la escritura. Son formas de garantizarse mayor circulación y saltan el paso de la traducción. También está Valeria Luiselli. La decisión de “saltarse” la traducción al inglés, me resulta interesante.
AP: Tanya Huntignton apela a algo que es importante considerar la figura del autor mismo. En muchos casos, no basta que los libros estén traducidos sino que el autor o la autora tenga una presencia en el mercado lector. Es complicado porque entramos al juego del huevo y la gallina, si no tienen obra traducida cómo se les va a conocer y si se les traduce como se les hará conocidos por un solo libro traducido. El espacio sí está para todas pero las oportunidades siempre se decantan.
TH: Bueno, yo en lo personal creo que no es como un pastel que se reparte y se le toca un pedazo a Schweblin o a Rivera Garza. Ya eso quiere decir que no se van a leer a otras autoras. Al contrario, yo siempre he sido de la idea de que hay espacio para todas y lo que hay que hacer es poner más lugares en la mesa y punto, ¿no? El hecho de que algunas tengan mayor visibilidad, pues ese éxito, yo creo que al contrario es algo positivo, es un fenómeno notable. Y por supuesto, pues en las letras siempre va a haber autores y autoras que tienen más visibilidad, que son más reconocidos. Y pues yo creo que todos sabemos, especialmente aquellas personas que escribimos poesía, que hay géneros de menos impacto en términos de ventas y hay autores que no tuvieron en vida gran renombre, pero que más adelante son rescatados, por así decirlo, o reconocidas a posteriori. Y eso creo que pues es otra vía siempre posible, ¿no? Que no todo es como de reconocimiento inmediato o de una cuestión de difusión. De hecho, no sé, está lo visible, la visibilización, y luego está como la fama, la escritora como figura pública, y pues creo que habría que ver esos dos fenómenos como de manera separada, tal vez.
AP: Dentro de los Estados Unidos hay iniciativas que hacen también lo suyo apostándole a un mercado que es casi se podría decir hermético y que sin embargo arriesgas para seguir en la lucha por la difusión.
TH: Bueno, aquí pues no puedo dejar de llevar agua a mi propio molino, nuevamente el proyecto que ya mencioné, Literal Publishing, también está asociado a una revista que se llama Literal Voces Latinoamericanas o Literal Latin American Voices en inglés, y aunque no es un proyecto 100% bilingüe, es decir, no todos los textos se publican tanto en inglés como en español, el proyecto de la fundadora Rosemary Salum, mi amiga, mentora, colega, etcétera, una persona muy admirable, su idea era que un poco que ya se esperara que la gente que vive de ambos lados de la frontera tuviera como cierta capacidad de entenderse en el idioma del otro, así como sucede en países como Suiza, donde se hablan varios idiomas, y hay muchos ejemplos, que esto fuera el caso, especialmente en el área fronteriza entre el norte de México y el sur de Estados Unidos o el suroeste de Estados Unidos, así que yo en lo personal siento que Literal es un proyecto en el que me encanta ser partícipe, me encanta ser jefa de reacción de la revista, me hace sentir que pues que desde esa trinchera algo podemos lograr para aumentar las lecturas de autoras que escriben en español al otro lado de la frontera, en los Estados Unidos.
AP: Mucho agradecemos a Mónica Szurmuck sus palabras sobre Hablemos, escritoras en el contexto de estar traduciendo el sitio web al inglés para poder dar material, información y herramientas a personas que quieren leer pero no hablan español, para aquellos que compran libros o para biblitecarios que pueden recomendar.
MS: Es importante el esfuerzo que está realizando Hablemos, escritoras hacer disponible áreas de la plataforma en inglés y por tener un proyecto que reconoce la importancia de la traducción y de la difusión de escritoras latinoamericanas en otros idiomas. Esto, además, tiene mucha relevancia dada la mirada amplia, transgeneracional y translingüística de Hablemos, escritoras.
AP: Pero siempre queda esa sensación de que los grandes capitales y un mercado que no se caracteriza muchas veces por su lealtad o solidaridad, siguen reforzando el consumo de ciertos productos, pensando al libro como un producto, y no busca esas pequeñas delicadeces de libros que son exquisitos y que vale mucho la pena leerlos en otros idiomas. Martha Bátiz con su mirada practica lo pone así.
MB: Definitivamente los grandes sellos siempre tendrán enormes ventajas sobre el resto. La traducción está ayudando a hacer más visible la obra de ciertos autores y autoras, pero la gente tiene también que oír de ellas, recibir recomendaciones, y rara vez las secciones de libros de los diarios, por ejemplo, recomiendan traducciones. Y a veces, incluso si la traducción ha sido publicada por un gran sello, al ser traducción se mantiene en un segundo plano, pues se privilegia la obra escrita en la lengua del país de distribución. Esta es una realidad del mercado que lastima a traductores y a escritores, y también a los lectores. Yo lo veo como un fenómeno afín a lo que vemos que sucede con la comida: lo más fácil de encontrar, lo más accesible, es lo que todos ya conocemos: McDonalds o cualquier otra cadena, elegante o casual, ofrece al comensal promedio la certeza de que encontrará en la carta algo con lo que esté familiarizado y que le guste. Para degustar algo más sofisticado o diferente, un platillo extranjero de esos que el promedio de la gente consideraría “exótico” (como lo puede ser una buena traducción de un autor poco conocido), hay que saber, primero, que ese platillo existe, y luego, dónde se puede conseguir. El lector de traducciones es como un “foodie”, pero también tiene que trabajar más para encontrar lo que va a leer, porque no es lo primero que tendrá a mano en las grandes tiendas de libros. Por eso es tan importante apoyar a las librerías independientes, que son como nuestras tiendas gourmet.
AP: Las revistas, especialmente en línea juegan hoy un papel fundamental para difundir la traducción. Tenemos por ejemplo World Literature Today y Latin American Literature Today como ejemplos de espacios para publicar fragmentos, poemas, ensayos, y hacer conocidos los nombres de escritoras. Acá algunos otros ejemplos que nos da Martha Bátiz y lo que dice Mónica Velásquez.
MB: Words Without Borders, sin duda, es un espacio clave para literatura en traducción, y uno que yo en lo personal visito con frecuencia. Hay esfuerzos académicos también, como The Journal of Literary Translation de Yale University, Literature in Translation (de la maestría en Creative Writing the The New School en NY), Alchemy (UCSD), Asymptote Journal, Agni (Boston U), Iowa Review, etc. La lista es larga Creo que las universidades están ayudando a mantener esto vivo, aunque no sus publicaciones tengan un alcance masivo.
MV: No puedo aportar iniciativas de publicaciones periódicas, pero sí de académicas concretas que están sistemáticamente estudiando fenómenos de migración de personas, lenguas y obras en el continente latinoamericano. Menciono solamente un caso, que es el que más conozco: se trata de la obra crítica de la Dra. Magdalena González Almada, quien ya en más de una veintena de artículos ha ido asentando los movimientos de autoras/es migrantes que se han autotraducido o que mantienen obras escritas en dos lenguas indistintamente, sin traducción de una a la otra, y que desafían a nuestra noción de frontera. Estas escrituras son políticas, esta crítica lo es también. Remito pues a sus trabajos sobre los escritores bolivianos nombrados y añado sus ensayos sobre poetas en traducción/migración como Fabián Severo (Uruguay residente en Brasil y cuya obra transita del portugués al español).
AP: Sí, al final de cuentas el traductor es lo que concluye Gabriela Polit con esta hermosa reflexión.
GP: Una de las cuestiones que quizá le debemos mucho a la profesionalización del campo, es que se considere a lxs tradurxs a la par que los autorxs de los textos. La traducción es un acto creativo tanto como el de quien escribe sin estar tan ceñido a las palabras de otros. En el mundo ideal, un/a traductor/a debería ser un/a interlocutor/a importante al momento de decidir qué se traduce y qué no.
Para quienes entendemos el libro tanto como un objeto cultural tanto como una narrativa que cuenta historias que buscan generar una experiencia estética, las preguntas deben estar focalizadas en las estructuras de poder, de prestigio, de valor simbólico que llevan ciertas obras y que hacen que sean traducidas (o no) a universos de lectorxs distintos. Eso es lo que me parece más importante.
AP: Una vez más muchas gracias por acompañarnos en este episodio LAM 11 sobre cómo la traducción nos ayuda a descolonizar, a derribar fronteras y a acercarnos. Nos escuchamos en el próximo LAM y los invitamos a que visiten en nuestra página web www.hablemosescritoras.org nuestra sección crítica y escuchen o lean en inglés o español las reflexiones críticas que cada tres meses tenemos para ustedes.
Agradecemos a Gabriela Polit, Mónica Szurmuk, Mónica Velásquez, Martha Bátiz, y a Tanya Huntington esta colaboración y gracias a todos los que hacen posible Hablemos, escritoras.
Yo soy Adriana Pacheco transmitiendo desde Austin Texas.
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