Hablemos, escritoras.

La luz inversa

Mónica Braun · Universidad Autónoma Metropolitana · 1996 · 66 pp

Poesía

El título de un libro muchas veces pone en perspectiva el contenido, la poética. los derroteros del mismo. Éste es el caso de La luz inversa, de Mónica Braun. Estableciendo coordenadas a través de la interxtualidad, de su diapasón cromático que prestigia el claroscuro, su escritura es un tránsito hacia la Capital del dolor. Remontando a las convenciones del duelo, del sentimentalismo fársico, su autora advierte que la reconstrucción de la pérdida es también un exorcismo o una reconquista. Su discurso, preciso, en sordina, elude lo espectacular, el lirismmo mesiánico, el prurito de lo experimental, y se (con) centra en la introspección, reconociendo que la realidad transfigurada es también es un estado anímico. Bajo este argumento, la poética de Mónica Braun asume el plano vital como enclave metafórico, con hallazgos que no deslumbran o sorprenden, pues su empresa es arder o encarnar: devolvernos la luz enterrada. Sí, este conjunto de poemas no nada desea mostrarnos. Desde su furor nostálgico, erótico, amoroso, su intención es ser. Con La luz inversa, un sólido primer libro, esta poeta destierra el sentido de la dualidad como territorio irreconciliable, pues comparte con Olga Orozco este principio: La oscuridad es otro sol. También la luz es un abismo.